“Escribir no es una manera de ganarse la vida, sino de ser feliz”, dijo alguna vez Mario Vargas Llosa. Hoy, la literatura pierde a uno de sus titanes. El idioma español queda más solo, más despojado, más herido.

El fallecimiento de Vargas Llosa no es solo el cierre de una biografía ilustre; es también el final de una era en la que la ficción latinoamericana sostuvo, a fuerza de palabras, una conversación con el poder, el deseo, la historia y la libertad.

Fue uno de los últimos sobrevivientes del llamado Boom Latinoamericano, esa tormenta literaria que, junto a García Márquez, Fuentes y Cortázar, enseñó al mundo que escribir en español era un acto revolucionario.

Mario Vargas Llosa: Un escritor que narró el poder y la libertad

A lo largo de más de seis décadas, Mario fue más que un narrador: fue un pensador, un provocador, un cronista del desencanto. Sus novelas, a menudo armadas como relojes suizos, disecaron con precisión los mecanismos del poder, el autoritarismo y la corrupción.

Desde La ciudad y los perros hasta Conversación en La Catedral, sus páginas fueron trincheras intelectuales contra la barbarie.

En tiempos donde la verdad es líquida y la realidad parece escrita por un algoritmo, su prosa era una forma de resistencia. Vargas Llosa creyó en la razón, en la democracia liberal, en el individuo como centro del universo. Incluso cuando muchos no estuvieron de acuerdo con sus posturas políticas, nadie pudo negar la potencia de su pluma ni el rigor de su pensamiento.

El legado de un Nobel en el idioma español

La Academia Sueca lo reconoció en 2010 con el Premio Nobel de Literatura “por su cartografía de las estructuras del poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo”. Una definición precisa, pero insuficiente. Porque Vargas Llosa no solo cartografió el poder: lo enfrentó, lo desenmascaró, lo ridiculizó. Y en el camino, nos mostró las contradicciones y fracturas del alma humana.

Como periodista, polemista, dramaturgo y académico, dejó huella en cada palabra impresa. Su obra es una biblioteca en sí misma: vasta, luminosa, incómoda.

¿Qué leer hoy de Vargas Llosa?

La mejor manera de rendir homenaje a un autor es leerlo. Para quienes se inician en su obra, recomendamos tres títulos clave:

La muerte como paréntesis, no como punto final

Mario Vargas Llosa ya no está entre nosotros, pero sus libros siguen respirando. El escritor muere, sí, pero la literatura que creó —esa mezcla febril de memoria, deseo y crítica— se queda como un testamento perpetuo. Como una voz que, aún desde el silencio, nos sigue haciendo preguntas incómodas.

Y es que, como él mismo escribió, “la literatura es fuego”. Y ese fuego, el que encendió con cada palabra, seguirá iluminando a generaciones futuras.

Hoy, más que nunca, vale la pena volver a leerlo. Volver a preguntarnos:
¿En qué momento se jodió el Perú? ¿En qué momento se jodió el mundo? ¿Y qué papel le queda a la literatura en medio de todo esto?


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